Un grito paralizó a Uruguay

Diego Forlán chocó con Walter Gargano y se pensó lo peor.

Parecía mentira. Quien más quien menos, cada uno de los periodistas uruguayos que vino a Kimberley, tuvo que fundamentar a su debido tiempo el motivo por el cual consideraba pertinente alojarse en este rincón poco menos que perdido de Sudáfrica, lo que implicaba gastos extra en materia de traslados aéreos para los partidos que disputará la selección dirigida por el maestro Tabárez.

Sin proponérselo, entonces, cada uno en sus respectivas empresas manejó el mismo argumento, planteando una única interrogante: "¿Y si le pasa algo a Forlán, qué hacemos si estamos a 800 kilómetros de distancia?".

Pobre Diego. Ni a propósito, como decían antes las comadres en el barrio. El ómnibus que traslada a los celestes llegó ayer al estadio del GWK Park a las nueve y media de la mañana, técnicos, jugadores e integrantes del cuerpo médico entraron a la cancha y a los 10`, cuando los futbolistas hacían ejercicios de calentamiento con pelota en parejas, después de un choque casual con Gargano, Forlán cayó al piso, en medio de un grito, tomándose la cabeza y revolcándose.

Como es lógico, hubo una corrida general hacia donde estaba tirado el delantero, que demoró en incorporarse, pero instantes más tarde un alivio general siguió a lo que luego se comprobaría que se trató de un susto grande.

En primera instancia, después que Forlán se paró, a lo lejos pudo pensarse que se trató de una broma; o que, como había periodistas mexicanos y de agencias de noticias internacionales, que había sido un "show" como el que montaron los olímpicos del 24 en su primera práctica antes del debut en Colombes ante los yugoeslavos, a los que hicieron creer que eran "de madera" con el ingenioso recurso de hacer un entrenamiento de fútbol -con los rivales espiando en las tribunas, en aquella época no había televisión ni puertas cerradas- utilizando los zapatos derechos en los pies izquierdos y al contrario.

Sin embargo, no bien el delantero comenzó a trotar nuevamente, se vio que movía la cabeza, mientras se tocaba el muslo de la pierna izquierda con la mano del mismo lado en reiteradas oportunidades. Al final, tras el correr de los minutos y con Forlán trabajando a la par de sus compañeros, se verificó que todo pasó como consecuencia de una "paralítica" -obviamente involuntaria de Gargano- que sólo provocó el primer gran susto de los celestes en Sudáfrica.

Pese a que después de recibir el golpe en el muslo de su pierna izquierda, Forlán continuó participando con normalidad en el entrenamiento de ayer de mañana, quedó planteada una interrogante: siguió en caliente; pero, ¿qué pasaría luego de que se enfriara, cuando tras el almuerzo viniera la hora del descanso?

La práctica vespertina despejó totalmente las dudas. Forlán no solamente lució de muy buen ánimo, sino que trabajó de principio a fin con una intensidad que un futbolista que experimentara un problema de orden físico, por menor que fuera, no podría haber soportado e, incluso, no se la hubieran permitido llevar a cabo.

Hizo fútbol a un toque en espacios reducidos con distintas variantes para las cuales Tabárez impuso un celo especial para que las mismas se realizaran como las había indicado, posteriormente estuvo pegándole a la pelota con las dos piernas contra una pared en forma solitaria, y finalmente participó en una serie de carreras largas por detrás de un arco, en un ejercicio que hizo conjuntamente con Abreu, Lodeiro y Diego Pérez, y que demandó un esfuerzo sostenido.

Primer día
Con afecto

Apoyando. Demostrando el sentimiento que se generó por la presencia del equipo de Tabárez en su ciudad. Uruguay ya ganó.

Banderas

Los ciudadanos de Kimberley se identificaron con Uruguay. Muchos fueron con banderas uruguayas a los dos entrenamientos.
Celestes

Los hinchas uruguayos que llegaron a Kimberley se hicieron ver en el entrenamiento al lucir la camiseta de la selección.

Fuente: Ovación digital

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